Dependiendo del uso que cada uno hacemos de nuestro vehículo y el tipo de motor, diésel o gasolina, será aconsejable elegir un tipo específico de combustible u otro, tanto para ahorrar unos céntimos en cada repostaje como también para alargár al máximo la salud de nuestro motor.
La elección común comprende la gasolina de 95 o 98 octanos para motores gasolina que acepten ambas, y el Gasoleo A o Gasoleo A Superior para motores Diésel. Hay que tener en cuenta que existen motores de mayor rendimiento que solo funcionan con Gasolina 98 y que el Gasoleo Superior o de última generación, se encuentra en la gran mayoría de estaciones de servicio con el nombre atribuido por la propia empresa. Un ejemplo sería el que se puede encontrar en las gasolineras Repsol como Diesel e+10.
Motores gasolina:
La Gasolina 95 sin plomo tiene el índice de octanos mínimo permitido en Europa en su composición. Las ventajas frente a la Gasolina 98 es su precio inferior por unos céntimos además de favorecer el arranque en frio del vehículo. La Gasolina 98 octanos tiene un precio superior pero favorece el rendimiento del motor y el consumo alrededor de un 3%.
Motores Diésel:
El Diésel o Gasoleo A, es un combustible derivado del petroleo. También denominado Gasoil, cuesta algo menos que la gasolina debido a los impuestos aplicados y favorece el consumo. Un vehículo Diésel consume menos que uno Gasolina. Por otro lado el Diésel Superior o de última generación, parte de ser combustible Diésel normal con aditivos que otorgan mejores cualidades a este carburante. Sus principales ventajas son la mejora de la inyección y el rendimiento del motor, respeto del medio ambiente, mejora del arranque en frio y reducción de ruidos.